domingo, noviembre 11, 2007

Viaje a Lima Agosto 2007

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Al regresar al punto de salida donde empezó toda esta historia, puedo ahora realmente sentirme satisfecho del esfuerzo realizado desde tiempo atrás para que este capitulo se escribiera con la mejor de las inspiraciones.
Aquel 19 de agosto fue la cita en el aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México, a las 4:50 AM para documentar el equipaje del vuelo que me llevaría a una primera parada en San José de Costa Rica y como destino final Lima, Perú.
Cuando llegué, en la fila ya estaba mi camarada y colega Beto Giles, quien junto con Erika, asistiríamos al 1er Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Psicología a realizarse el 22 de agosto al 26 de agosto a realizarse en la capital peruana. Al abordar vimos a uno de los “topos” (el famoso “kake”), rescatistas mexicanos quienes voluntariamente ayudan a personas después de algún desastre natural en cualquier parte del mundo. Esta vez iban a Pisco, ciudad que fue arrasada por el terremoto que sucedió el 15 de agosto de este año. Coincidir con ellos fue una grata experiencia al poder conocer la forma con la cual ellos lidian con la muerte día a día al tener que recoger cadáveres y aun exponerse a replicas de terremotos o desastres. Nos pusimos a echar cotorreo por el aeropuerto de San Jose, que aunque realmente nos hubiera gustado salir, lo poco que pudimos ver de costa rica fue suficiente para que regresemos a visitar ese país.
Mi intención al llegar a lima era darle una sorpresa a mi familia al llegar, pero mi padre, creo que en calidad de venganza por la multa y la llanta ponchada que le deje de mi parranda en la noche anterior, llamó a mi hermana para avisarle que ya iba en camino. Así que la sorpresa me la dieron a mi, salgo del aeropuerto y veo al comité de bienvenida de la gran mayoría de los miembros de la junta directiva del COLAEPSI como tal fuera un club de fans ( jajajajja) esperando a sus rockstar favoritos y… a mi mamá, mi hermana y al novio de mi mamá que salieron de la nada a un lado mío, una vez más el viejo se salio con la suya.
Fue raro, pero a la vez increíblemente chévere ver a mi madre y a mi hermana después de tres años y un polutito más de no verlas, pero también fue algo indescriptible el sentimiento que tuve al regresar a la ciudad donde pase los últimos años de mi niñez.
Tomamos un taxi para llegar a la casa a Magdalena del mar, dejar el equipaje un momento, saludar a mis tías un momento para después ir a comer un bastante delicioso pollo a la brasa en Roky’s. Mas tarde aquella noche, tomamos un camión para ir a Huacho, ciudad que queda a 2 horas al norte de Lima y donde viví mis primeras semanas y años de vida, el lugar donde crecí, me criaron, y donde considero mi Primer Hogar. Llegamos y también después de muchos años, más de 9, vi a mis abuelos.
Increíblemente pude contener las lagrimas de la alegría de verlos, pero pues fue mas grande la alegría y el recibimiento que tuve que no tuve tiempo de ponerle mucha atención al sentimiento. Al fin, estaba en la casa donde crecí.

Ese fin de semana fue me permitió empezar un camino hacia un reencuentro con una parte de mi personalidad que necesitaba salir, esa parte que gracias al ritmo de vida e interacción socioeconómica del llamado coloquialmente el “DFectusoso” (para lo que no viven en México, también llamada Ciudad de México o Distrito Federal). Era reencontrarme con el niño Sergio que se fue quedando en el pasado, al que mimaban sus abuelos, su mamá le cocinaba, vivía sin presiones escolares-laborales, simplemente…era. Por fin dejaba atrás esa neurosis que te vuelve una persona con foca capacidad de asombro y la normalidad de la rutina te impide SER y te jala a una condición de simplemente querer ser.

Después, regrese a Lima, la gran ciudad de los reyes, antigua capital del virreinato de Perú, y aun capital del país. Para asistir al COLAEPSI, evento el cual venia esperando desde hace muchos meses atrás y tuve el honor de asistir en calidad de coordinador nacional para México. El primer día, tuve la oportunidad de apoyar a la junta directiva en la organización, los acompañe a las imprentas al centro de lima, a atender a los compañeros estudiantes que llegaban de diversas latitudes, etc.…Ahí pude conocer al un personaje misterioso y que ya conocía virtualmente, el coordinador de la delegación chilena, Matías Méndez que resulto ser un amigo súper buena onda, también al coordinador de la zona sur de chile: Gonzalo, y también a personajes como el buen Héctor y Manuel Aranda. También esa noche fuimos a recibir a Ana que llegaba de un vuelo Tabasco-DF-Lima, y para variar… llego retrasado, ahí con Beto Giles nos la pasamos dando vueltas por todo el aeropuerto Jorge Chávez de Lima, después de ahí nos lo aprendimos de memoria, salimos y comimos unos anticuchos con pansita y papas cocidas justo afuera del aeropuerto en los infaltables puestesitos de comida ambulantes. Luego que nos fuimos en taxi al hospedaje donde se iba a quedar Ana, pues resulta que no existía, jajaja o por lo menos nunca lo encontramos y pues termino yendo a quedarse a mi casa junto con Beto.
Al día siguiente se fueron Beto y Ana al hospedaje de nuestras nuevas amigas colombianas, y pues a alistarse para la inauguración del congreso.
Ese día llegando a la Universidad Católica, donde fue la inauguración, no podía comunicarme con mi amigaza del alma Diana Chaman, a ella la conocí hace un rato ya cuando entramos juntos al Tec de Monterrey Campus Estado de México, ella es limeña, y después de casi un año sin vernos me la encuentro en su nueva universidad, casi fue como predestinado a verla ahí, en el pastito del pasillo hacia el polideportivo de la“cato”. Después al echarme un churrascote con papas fritas me fui a la inauguración del congreso. Fue como una simulación de un gran futuro por delante, al llegar los voluntarios me atendieron como una personalidad prestigiada que llegaba como invitada de honor al evento, teníamos como coordinadores lugares reservados justo enfrente del estrado principal junto con destacados psicólogos peruanos, decanos de universidades, invitados especiales y ponentes magistrales.
Después de las palabras de Marco Peña, compañero psicólogo líder del movimiento y junta directiva COLAEPSI, y personalidades invitadas, hubo una muestra de danza folklórica de parte de mis nuevos amigos del grupo Pacha Perú quienes están en México este mes participando en un festival de danza y una gira alrededor del centro del país.
Los siguientes días estuvieron llenos de ponencias increíbles y reuniones de trabajo para empezar a trabajar en el proyecto SOLEPSI (Sociedad Latinoamericana de Estudiantes de Psicología), el cual ya estamos consolidando junto con los coordinadores de los países participantes del proyecto COLAEPSI e invitados a las juntas de trabajo.

En los días siguientes, pude disfrutar tiempo completo a mi familia, ver a primos que hace mas de 10 años no veía pero mantengo comunicación con ellos por el Messenger, disfrutar de la sazón de mi abuelita que para mi es algo así como un orgasmo culinario… es realmente increíble. Luego vino mi cumpleaños, regrese a Lima 2 días para poder ir a echar la party con mis nuevos amigos limeños, quienes me invitaron a Chosica, una provincia aledaña a Lima, que tiene un clima excelente la mayoría del tiempo. Luego en la noche nos quedamos de ver en Miraflores, un distrito súper bonito y “nice” donde hay mucha vida nocturna. En lo que veíamos donde meternos, caímos en un lugar increíble, extraño pero súper chévere llamado Oso Bar, que era una casona tradicional miraflorina, convertida en un bar alternativo y súper sencillo, las chelas súper baratas y súper buena atmósfera. Luego ya que las chicas querían mover el esqueleto, nos fuimos a otro lugar donde ser puso chido el bailongo y terminamos regresando a casa a las 6 AM, después solo dormir un ratito y de regreso a Huacho con mis primas. Al día siguiente, domingo, se hizo una reunión en la casa con la familia y amigos de la familia ya que también ese día es el cumpleaños de mi abuelo Antonio. Mi abuela he de repetirlo, hizo una Pachamanca exquisita…, la cual es carne de cerdo al estilo Cochinita pibil, pero peruana, y no en tacos, si no con arroz, yuca, papa y cebolla morada en aros. Y claro como es costumbre peruana y sobre todo de la familia, no podía faltar las buenas cajas de cerveza Cristal para echar la copa con los tíos y primos, se puso chida la fiesta, hasta baile con mi abuela toda la ronda de valses.

Recorriendo lugares comunes me di cuenta de las tantas diferencias que tenemos, como por ejemplo, en los buses hay un cobrador que después de que te sube va y te cobra el importe exacto de tu viaje, los taxis son informales, solo ponen su letrero de taxi y ya con eso fue suficiente para darte servicio. En el mercado, por ejemplo ves los aderezos que se usan en la comida peruana ya hechos, como el cilantro molido con ajo, todos en pequeñas cubetas donde la señora te despacha, o el pescado ya que es fresco del día, directo en los mosaicos del puesto, sin refrigerar, igual la carne directo del rastro al puesto ya tu mesa, no hay los refrigeradores de la base del mostrador del puesto como los hay aquí, etc.… ahí puse algo de eso en las fotos.
Lima me dejo realmente impresionado del progreso que ha tenido como ciudad, de 8 años sin ir, simplemente me enamore de Lima. Pude salir a caminar mucho, por Miraflores, San Isidro, Surco, Magdalena, San Miguel y el Centro de Lima. El centro es bellísimo, la plaza de armas no es como la de aquí que esta plana como lo que es… el zócalo, jaja, allá tiene jardineras, fuente, palomas que comen de lo que le da la gente, esta increíblemente limpio, las iglesias que están cerca como clásico centro de ciudad latinoamericana, están increíbles, pude ir a convento donde vivió San Martín de Porres y Santa Rosa de Lima, entrar a los cuartos que son sus tumbas. El barrio chino esta bien padre, hay mucho comercio por ahí.

La verdad, con simples palabras no la puedo describir todos los sentimientos que tuve durante 1 mes de experiencias, pero el poder estar en mi casa, con mi familia que no veía hace ya bastante tiempo, poder estar con mi mamá y mi hermana unos días, poder caminar por la calle en un atardecer de invierno camino hacia la playa, caminar por el malecón viendo la inmensidad del mar y su unión con el cielo en el horizonte, sentir la frescura del ambiente y poder ahí meditar tantas cosas que pasan dentro de mi evolución, hicieron que mis sentimientos pudieran salir y terminar de encajar dentro de las piezas del rompecabezas de 50000 piezas de mi personalidad.

Aqui pongo un slideshow de alguna fotos, el album completo esta en este link






Mi viaje a Peru

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